No debería ser complicado esto de enamorarse, esto de hacer el estómago residencia de tu nombre con alas, esto de ti como la razón de mis escalofríos, de mis suspiros y mis ojeras, esto de verte corriendo por mis venas, cuando amenazas con instalarte en mi corazón.
Sé que poco conozco de ti, pero comienzo a sentirte, con tactos sin actos en el pecho, que llevo en manos aquello que saque de mi cuerpo, que he guardado y hoy entrego sin negociaciones previas grabado con tu nombre, con mundos llenos de ilusiones, con estas ganas de tener conversaciones de boca a boca con algunas adicciones.
Todo esto es inesperado, pero supongo que debí haberte conocido ya hace muchas vidas, sin prisas, en una tarde cualquiera, o en una noche como esta, que quisiera sentirte y buscarte en sueños bajitos, siempre al oído, cuando a últimas fechas despierto siempre a kilómetros de mi cama, tan cerca de ti que se me vieran gastado los besos que te asigne para esta vida y la siguiente.
Me haces redescubrir algunas ilusiones, algunas partes de mi cuerpo que creí muertas, agotadas, pero apuro a quitar el polvo para entregarte cada una de ellas, como nuevas, como intactas para cuando tu mano guarde la mía y no necesitemos más… y al final de todos los tragos amargos, sepas que aun estaré ahí esperándote.